En nuestro país se han encendido las alarmas. Tras enfrentar una mega sequía desde hace más de una década, el año 2022 sigue estando dentro de los más secos de la historia con precipitaciones “bajo lo normal”, desatando la amenaza del racionamiento eléctrico debido a la merma en generación hidroeléctrica esperada en la época de deshielos.
Este escenario de sequía nos recuerda la crisis energética de 1998,cuando el país se vio enfrentado a un racionamiento de electricidad, lo que afectó fuertemente a la población y que llevó a importantes cambios en el sector eléctrico, con efectos que seguimos apreciando hoy.
Sin embargo, expertos manifiestan que estamos lejos de la posibilidad de un racionamiento, ya que en la actualidad el Sistema Eléctrico Nacional cuenta con una capacidad instalada de casi 26 GW (gigawatts), mientras que la demanda máxima no supera los 11 GW.
«A diferencia del ‘98, hoy nuestra dependencia de la hidrología es menor y contamos con suficiente capacidad para enfrentar la demanda de electricidad, aun con escasez de precipitaciones. No obstante, entre las medidas que sí podrían aplicarse en momentos de estrechez está echar a andar centrales diésel, lo que subiría significativamente los costos marginales y traería consigo mayores emisiones de gases contaminantes impactando al medio ambiente”, manifestó el investigador del Centro Avanzado de Ingeniería Eléctrica y Electrónica, AC3E, de la Universidad Técnica Federico Santa María, Dr. Esteban Gil.
En este contexto, el científico destaca que Chile cuenta con importantes fuentes de energías renovables que ayudarían a enfrentar la escasez hídrica, como la energía eólica y solar en distintas partes del país. No obstante, el problema radica en que los recursos disponibles para almacenarla son limitados, lo que obliga a hacer uso de centrales termoeléctricas que profundizan el problema del cambio climático y ponen en riesgo los compromisos adquiridos por el país en esta materia.
«En Chile tenemos las capacidades y la tecnología para almacenar energía, pero al ser costosa es aún difícil materializar los proyectos dado nuestro diseño de mercado. Un ejemplo de ello fue el proyecto de la central de bombeo Valhalla en la región de Tarapacá, el cual no ha prosperado por razones económicas pese a lo innovador de la idea”, destacó el Dr. Esteban Gil. Además, señala que en la Mesa de Trabajo para cambiar el actual Reglamento de Potencia en la cual participa se han explorado ideas para proveer a las tecnologías de almacenamiento de una fuente adicional de remuneración, ayudando así a financiar los proyectos.
Convertidores de Potencia
El Centro AC3E hace varios años trabaja en el desarrollo de convertidores de potencia para hacer más eficiente la carga y descarga de energía y de esta forma sacar provecho a las energías renovables no convencionales.
“En el sistema chileno hay pocos incentivos para invertir en tecnología de almacenamiento. El problema está en que todo indica que el escenario de sequía es una realidad que llegó para quedarse, por lo que con el correr de los años la amenaza de racionamiento estará latente si no asumimos la necesidad de contar con instalaciones de gran capacidad de almacenamiento que nos permitan aprovechar de mejor manera las actuales, y futuras, fuentes de generación que se han integrado al sistema”, señaló el Investigador del AC3E, Dr. Pablo Lezana, quien además lidera la línea de investigación Sistemas Eléctricos.
Las precipitaciones de las últimas semanas han sido un aporte al panorama general, pero siguen siendo insuficientes para resolver el problema global de sequía que seguimos atravesando. En este escenario resulta esencial invertir en tecnologías para almacenamiento de energía, porque aun cuando sus costos son altos los expertos destacan que traen consigo múltiples beneficios para el sistema eléctrico en general, la población y el medio ambiente.
Fuente: G5 Noticias