Dra. Pamela Guevara, investigadora titular AC3E.
La relación entre la medicina y la ingeniería surgió hace muchos años, cuando comenzaron a desarrollarse equipos para la medición y monitoreo de variables fisiológicas e imágenes médicas, con un gran objetivo en común: mejorar la salud de las personas. Esto permitió dar un gran salto, ya que, por un lado, generó la posibilidad de realizar un registro y seguimiento del estado de los diferentes tejidos y órganos del cuerpo humano, y, por otro lado, planteó desafíos interesantes para la ingeniería en sus diferentes áreas.
Las innovaciones desarrolladas desde la ingeniería han permitido a la medicina disponer de múltiples herramientas tecnológicas que facilitan el diagnóstico, la intervención y seguimiento de los pacientes. Dispositivos tales como: medidores de electrocardiograma, presión arterial, tomografía computacional, entre muchos otros, o equipos que permiten realizar radioterapia, intervenciones quirúrgicas o apoyar la rehabilitación física, son utilizados a diario para diagnosticar de forma no invasiva a los pacientes en todo el mundo.
Con la llegada de la pandemia provocada por el Covid-19 se evidenció el impacto que tiene esta relación virtuosa en la sociedad. Uno de los principales ámbitos en los que se pudo ver fue en la masificación de la telemedicina, la que facilitó el acceso de pacientes en diferentes zonas geográficas. Aún hay diferencias entre la tecnología médica disponible en sectores rurales con respecto a la existente en las grandes urbes, lo que también produce una menor concentración de especialistas en las zonas más alejadas, dejando a cientos de personas sin recibir atención.
La telemedicina puede tener un rol fundamental en acortar esta brecha y permitir intervenciones asesoradas a distancia. A su vez, a través de los sistemas de información, junto con la inteligencia artificial se podrá generar soluciones que permitan un estudio más integral y personalizado de cada paciente, brindando un análisis holístico. Sin embargo, para ello falta aún disponer de los datos necesarios para entrenar de forma adecuada y sin sesgos a los algoritmos.
No obstante, el panorama es alentador, desde Chile las universidades y los Centros de Investigación están aportando con ingenieros/as e investigadores/as de un excelente nivel con el apoyo de agencias gubernamentales, que promueven el desarrollo de tecnologías y soluciones innovadoras para entregar una mejor atención al paciente.
En el estado actual de la investigación estamos avanzando en la generación de mejores algoritmos, que permitan mejorar el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades, donde uno de los grandes desafíos es poder diagnosticar las enfermedades de forma temprana. Para ello, desde la ingeniería, por ejemplo, desarrollamos software para el análisis de las imágenes médicas, en particular, de Resonancia Magnética cerebral. Con ello hemos podido describir mejor las conexiones de la materia blanca y aportar al estudio de estas en diferentes patologías como la Esclerosis Múltiple o la Esquizofrenia.
Cada vez se realizan estudios clínicos más completos, que involucran la medición de un mayor número de variables, con los que podremos tener mejores modelos de las enfermedades y en un futuro poder predecir el curso de la enfermedad en cada paciente y determinar el mejor tratamiento.